¿Cuál es la mejor temperatura para un sueño confortable?

A diferencia de estudios pasados, uno reciente analizó patrones de sueño de las personas en sus hogares, ya no en laboratorios, y de este modo logró aclarar los aspectos que afectan la calidad del sueño. Se enfatiza el impacto del cambio climático, dado que incluso un pequeño aumento de temperatura tiene un grave impacto en la salud humana.

El sueño inquieto, interrumpido o simplemente demasiado escaso es un problema frustrante que muchas personas tienen, especialmente en las noches calurosas. Pero, si se habla de demasiado caliente, ¿qué tanto puede ser?

Ya se sabe que dormir mal puede tener un fuerte impacto en nuestra salud física y mental, incluso cambia la forma en que la vemos a las personas, afectando nuestras relaciones. Los datos históricos y los estudios longitudinales también muestran que los aumentos de temperatura en el pasado probablemente han alterado los patrones de sueño de manera significativa, y un mayor calentamiento puede afectar el sueño de muchas más personas.

Una nueva investigación, realizada en Boston, en un grupo de 50 voluntarios mayores de 60 años ha concluido que el rango de temperatura óptimo para el sueño más reparador para adultos mayores es de entre 20 y 25 °C.
Los participantes tenían sensores de temperatura y humedad del aire interior instalados en sus habitaciones. Asimismo usaban un dispositivo en forma de anillo durante la noche para observar su sueño, temperatura de la piel, frecuencia cardíaca y movimiento.

Cuando las temperaturas subieron de 25 °C a 30 °C, la eficiencia del sueño de los participantes del estudio, es decir, la cantidad de tiempo que pasan dormidos luego de entrar en su cama para cerrar los ojos, se redujo en 10%.

No es un porcentaje insignificante: investigaciones anteriores han demostrado que una caída del 10% en la eficiencia del sueño es suficiente para afectar el rendimiento cerebral, aumentar el estrés, la ansiedad y la fatiga, y afectar el control del nivel de azúcar en la sangre del cuerpo al día siguiente.

En total, los investigadores recolectaron datos de casi 11.000 noches de sueño y datos ambientales para analizar. Si bien las temperaturas entre 20 y 25 °C promovieron el sueño más reparador, el estudio encontró una gran diferencia entre las personas, lo que significa que cada uno tiene su propio rango de temperatura óptimo para dormir, que incluso puede variar con el tiempo.

Con las noches cada vez más cálidas a medida que la temperatura del planeta aumenta, los hallazgos de este estudio respaldan medidas para mejorar el confort térmico de las viviendas, especialmente las residencias de ancianos y las viviendas públicas. Al mismo tiempo, se necesita encontrar soluciones más allá del aire acondicionado, como pinturas reflectantes y otros materiales de construcción.

“A medida que lidiamos con las implicaciones más amplias del cambio climático, no debemos pasar por alto su impacto potencial en algo tan fundamental como el sueño”, destaca Amir Baniassadi, ingeniero e investigador de salud de la Facultad de Medicina de Harvard, quien dirigió el estudio.

Los científicos sugieren hacer pequeños ajustes en el entorno personal utilizado para dormir con el fin de optimizar el sueño, como mejorar el flujo de aire y optar por ropa de dormir liviana. Incrementar el confort térmico del edificio en sí podría marcar una gran diferencia, aunque es más difícil y costoso.

Los participantes en este estudio vivían en una variedad de hogares, desde pequeños apartamentos subsidiados por el gobierno hasta casas unifamiliares privadas, aunque la mayoría informó niveles de vida bastante altos.

Del mismo modo, las personas que residen en viviendas sociales y los inquilinos que a menudo viven en edificios más antiguos, que suelen estar mal aislados del calor y el frío, igualmente necesitan ajustes en sus hogares para mantenerse cómodos a medida que las temperaturas aumentan día y noche en ciudades alrededor del mundo.

Para lograr el alcance de tales ajustes se requiere incluir políticas en todo el sistema en miras a elevar los estándares de construcción para nuevas edificaciones, aislar mejor las viviendas existentes y subsidios a fin de alentar la instalación de paneles solares para dar un acceso mas extendido a la electricidad a bajo costo.

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