La noche del 26 de octubre pasado en la que el Ejecutivo, luego del respectivo montaje del imperdible show al que nos ha acostumbrado, y del que todos disfrutamos, se apersonó en medio de un accidentado paseo al TSE para cumplir con las formalidades de su inscripción como candidato, habiendo violentado toda la legislación que sobre el tema impone la Ley, tomándose hasta el último minuto en el ánimo de aumentar aquel melodrama con el que esperara atraerse la simpatía del soberano, pero también para asegurarse las mínimas garantías que necesita para adelantar esta aberración.
Por: Luis Arnoldo Colato Hernández
Porque bajo su gestión, todos los males históricos en nuestro país se han agravado, profundizando las desigualdades, garantizando la impunidad, agudizado la pobreza, aumentados los privilegios, institucionalizado la cleptocracia mitómana liberal, a la que ahora añade el “neo”, para garantizarse el caché que supone estar a tono con el decadente occidente para favorecer a la minoría de siempre, contra las mayorías de siempre, mientras asegura al norte continuar manteniendo al país en el papel de “elemento desestabilizador” del triángulo norte en el istmo, perpetuando el rol de eterno deudor a la banca multilateral, sin resolver nada, mientras se agrava todo.
La vil rueda de caballitos a la que todos asistimos.
Pero y, ¿Qué hay de la sensible reducción del delito?
Que es solo eso, pues sin atacar las causas estructurales que son la inequidad que deriva en la desigualdad y exclusión social, supone apenas una pausa, pues el delito asume dentro de ese gran pacto producto de las negociaciones entre el hampa y el desgobierno actual, un rol de durmiente, que dentro de la olla social que bulle al no atacarse esas causales, permite al mercado un desenfreno total, disparándose los niveles de desempleo, provocando una mayor migración ilegal entre la población para como siempre, financiarse el país por intermedio de los huidos, lo que implica apenas un pie de página porque no cambia nada en las desiguales relaciones de poder.
Entonces, ¿Qué papel juega en esto el gran hermano del norte?
El de satisfacer sus intereses, pues al no hacer su plana el desgobierno que padecemos, no implementa entre otras urgentes reformas, la desde hace mucho impostergable reforma fiscal, asegurando así un reducido financiamiento interno, soportado por los desheredados, mientras los más beneficiados se dan la gran vida aumentando sus haberes exponencialmente año con año, desobligados mediante los privilegios que la legislación fiscal vigente les garantiza, lo que asegura al país, como eterno cliente de la habida banca multilateral, disparando la corruptela interna mientras el país se ahoga en una deuda improductiva.
Las mismas condiciones aseguran al territorio como paso de los masivos cargamentos de droga hacia el norte, como de las armas hacia el sur, garantizando así la intromisión desestabilizadora de ese hermano del norte en todo el territorio del istmo.
Es como vemos un negocio de ganar, ganar para los jugadores de la política criolla mientras responden a los intereses de la política gringa.
¿Y el pueblo?
Bien, gracias.
*Educador salvadoreño
