La oposición política al gobierno de Nayib Bukele enfrenta un escenario complicado y las amenazas de dejar de ser un contrapeso en El Salvador, estiman analistas.
Por: Luis Beatón
Ya son pocos los que existen, el espacio cívico es el único, dijo recientemente Noah Bullock, director ejecutivo de Cristosal, una organización no gubernamental crítica de la política del gobierno.
El directivo es de los que cree que la prohibición de la reelección presidencial era un contrapeso al poder ejecutivo, lo cual luego de las maniobras gubernamentales y decisiones de la Asamblea Legislativa pasó a mejor vida.
Bullock ve la reelección como la caída de uno de los elementos contrarios que quedaban en El Salvador por lo que considera que “la democracia está en riesgo” y cree que ahora el espacio cívico es el único que existe.
En una entrevista concedida al diario El Mundo, el activista señaló que en la historia salvadoreña los que buscaron la reelección terminan siendo dictaduras e imponen estados de excepción.
Esa falta de contrapeso político “es parte de una estrategia de estigmatizar, deshumanizar, criminalizar a todas las personas que piensan diferente al gobierno o el partido oficial y eso es también un indicador de cierre de espacios, de cierre de las libertades de expresión, de asociación”, dijo.
En opinión de Bullock, la democracia no es solamente la elección de la mayoría, sino un sistema de pesos y contrapesos, es decir, son límites al poder y lo que se vino desmantelando son las instituciones que generan límites, la reelección es uno.
Sin embargo, pese a la crisis de representatividad, sectores de la oposición se manifiestan optimistas y aspiran superar en conjunto, varios partidos, la suma del 12.6 por ciento de la intención de votos para conformar la nueva Asamblea Legislativa, en la que aspiran tener representatividad y no desaparecer como toldas políticas.
Los parlamentarios de los cuatro partidos de oposición El Frente Farabundo Martí (FMLN), la Alianza nacionalista republicana (Arena), Nuestro Tiempo y Vamos esperan lograr diputados para el próximo periodo.
Sin embargo, las encuestas dan pocas opciones, entre ellas la más reciente de la Universidad Centroamericana (UCA) que encontró una intención de voto de 12.6 por para los cuatro partidos, muy por debajo de los 81.2 por ciento que acreditó al partido Nuevas Ideas.
La diferencia de 68.6 puntos, sin duda, marca un sendero hacia la desaparición del contrapeso al poder Ejecutivo.
La encuesta del Instituto de Opinión Púbica de la UCA (Iudop-UCA), precisó que la intención de votos para diputados de la Asamblea Legislativa era de 5.5 por ciento para el FMLN, 3.6 por ciento para Arena, dos por ciento para Vamos y 1.5 para Nuestro Tiempo.
Algunos pronósticos de Arena, el FMLN y las otras agrupaciones señalan que pueden llegar a obtener al menos un 20 por ciento, cifra superior a lo que plantea el sondeo de UCA.
El jefe de fracción del FMLN, Jaime Guevara, manifestó que están “preparados para cualquier escenario” pero que, “por mucho que Nuevas Ideas quiera enterrar al FMLN, nunca lo van a lograr”.
Según la ley cada partido que participe en elecciones, para continuar funcionando deberá tener al menos un diputado o 50 mil votos, algo a lo que aspiran varias de las agrupaciones opositoras para mantener el precario balance político en el país.
Esto es algo difícil, incluso algunos aliados de Nuevas Ideas, dígase la Gran Alianza Nacional (GANA) que cobijó a Bukele en su primera elección, estima que en la actualidad la Asamblea solo aprueba iniciativas y leyes que vienen directo desde Casa Presidencial, a la vez que engaveta o desestima las de la oposición. (PL)