POR: JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO
En el libro “La Secesión de los Ricos”, publicado en el dos mil dieciséis, por el sociólogo Antonio Ariño y el político socialista y catedrático, Juan Romero, ambos españoles de origen valenciano, sostienen que un fantasma recorre el mundo, la secesión de las élites, dentro de ellas, la de los ricos.
Las manifestaciones de esta secesión es la fuga de capitales, fuera de los países de residencia de las élites económicas y la falta de compromisos con los avatares de sus sociedades. La secesión de las élites, es un síntoma y una de las causas de los cambios profundos que vienen produciéndose en el mundo actual que conforman un nuevo tipo de capitalismo.
La secesión de las élites es un desanclaje financiero, económico, político, cultural, moral y residencial de las élites, en relación con la sociedad en la que se hallan nacionalizadas y tributan. La definición de secesión es la separación, el distanciamiento e independencia relativa de un grupo, respecto a un conjunto al que previamente pertenecían.
La secesión de las élites viene produciéndose en las últimas décadas. Estas han adquirido pautas de comportamientos, adoptan estilos de vida concretos, tienen una personalidad distinta, resultado de su identificación con sus riquezas y posesiones. Ellos consideran que tienen determinados derechos, están organizadas en think tanks y grupos de presión en las esferas del poder, para que se adopten medidas que les permiten la optimización fiscal. En este contexto, las minorías opulentas han impuesto una visión que supone la deslegitimación de un pacto nacional o contrato social y la legitimación de la agenda neoliberal, hoy hegemónica, que condiciona la soberanía de los Estados, empobrece las democracias y produce precarización y destrucción de empleos, pobreza, exclusión, la cesantía de los derechos ciudadanos y el deterioro de las condiciones de vida de la mayoría.
La secesión de las élites, es un proceso estructural de la actual concentración de la riqueza. Lo que requiere determinadas condiciones de producción y de distribución. Para lo cual, hace falta el concurso de un capitalismo globalizado y ampliamente financiero. Por tanto, la secesión de las élites es el resultado del avance del capitalismo financiero, a caballo de la revolución de las socio tecnologías digitales. Propiciado por la disolución del poder intimidatorio de fuerzas como, las organizaciones sindicales y alternativas al capitalismo.
La secesión es multidimensional, se manifiesta en la política, cultura y moral. En el ámbito político hay un cambio de perspectiva. Hoy hay una “desafección” hacía “sus” partidos tradicionales “naturales”. Esto debido a que los partidos y sus líderes, se han alejado de los intereses preferenciales generales. Apuestan por satisfacer intereses de grupo, permiten que la riqueza concentrada compre poder político. Bloquean políticas distributivas y se acercan a los electores, periódica y ritualmente, para recoger sus votos. Una vez en el poder, olvidan sus promesas.
El libro está estructurado en cuatro apartados. El primer capítulo, es un texto introductorio donde se muestra el significado de la secesión elitaría. El segundo capítulo exterioriza la extensión y agudización de la desigualdad en las democracias.
El economista ruso-estadounidense, Simón Kuznets, opina que, a medida que crece la economía mundial, las fuerzas del mercado, provocaran un aumento de la desigualdad que, luego, disminuirá. Con el aumento de las rentas de las clases medias chinas, coreanas o taiwanesas, esto, parece demostrarse. Pero, el economista francés, Thomas Piketty, expresa que, cuando la tasa de acumulación de capital aumenta más rápido que la economía, las desigualdades se disparan. En el caso de Estados Unidos, la tendencia a la desigualdad es difícil de revertir. Es evidente que los ingresos elevados, van a manos de las mismas gentes. Esto por el maridaje entre el mercado y el poder político. La supuesta Europa Social, se fundamenta en el individualismo remercantilizado, propulsor de la disparidad de rentas y reparto desigual de cargas fiscales. La importancia del dinero en la política, permite a los ricos fijar las reglas que le sean favorables y mantener la dinámica de la desigualdad.
En la tercera parte, enfatizan que, la agenda neoliberal, condiciona la soberanía de los Estados, empobrece la calidad de las democracias, genera precarización y destrucción de empleos y limita los derechos ciudadanos a grupos vulnerables. En el último capítulo, los autores se preguntan por alternativas a la secesión de las élites. Consideran que, los ciudadanos, deben conseguir capacidad de intimidación, para que los ricos se vean obligados a compartir. Sugieren medidas “benignas” de política social, para esquivar la vía destructiva hacía la igualdad en la pobreza y en la muerte. Los valores que deben estar articulados al Modelo Social Europeo deben ser la equidad social, la solidaridad colectiva y la eficiencia productiva. El objetivo final del libro es, contribuir a una discusión sobre la desigualdad, la secesión de los ricos y la expulsión de poblaciones a los márgenes del sistema.