Los gritos tras el silencio electoral salvadoreño

Dado que nuestro sistema electoral no se suscribe a un porcentaje mínimo para validar los resultados de ninguna elección, y habiendo apenas asistido a las recientes entre el 28 y el 32% de la población registrada en el padrón, hace de estas las más caras en relación a esa asistencia, y consecuentemente las que reúnen una histórica menor representatividad de la voluntad soberana en los resultados.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

Lo trascendente de ellas es como la población se ha manifestado con su no asistencia al evento [entre el 68 y el 72% de la población que podía votar decidió no hacerlo], afirmando así que la cosa no va bien, que está defraudada, que el régimen es un completo fracaso.

Por otro lado, esta afirmación tan taxativa relativa a la asistencia, se sustenta no solo en la observación directa, los cálculos de los observadores internacionales, la CEI, la CPA, estados europeos, estados asiáticos, agencias noticiosas, y la extrapolación directa que de las actas liberadas que ahora mismo circulan en la red puede calcularse derivando promedios, acertando virtualmente en un 100%.

Esto supone una serie de incógnitas relativas a las expectativas surgidas de las diferentes encuestas, que aseguraron que habría una masiva asistencia al evento electoral.

Tanto ha sorprendido esta inasistencia, que recordemos, en desesperación el candidato golpista durante la misma jornada electoral hizo un dramático llamado a la población no solo para que asistiera, también para que refrendara el fraude votando por el oficialismo, acción que no fue reprendida por el TSE, exponiéndose en su papel de cómplice necesario en la trama del fraude.

Pero, ¿Por qué la población masivamente ha rechazado al régimen?, ¿Por qué si todas las encuestas lo señalan como preferido por ésta no lo refrendo electoralmente?, ¿Por qué cuando era más necesario que nunca hacer patente su respaldo a éste sencillamente no participó?

No voto porque este es un régimen autocrático, el mayor mitómano y cleptócrata que vaciara nuestras arcas en nuestra historia, aislado al país, promovido la mayor corruptela y nepotismo, favorecido los mayores niveles de impunidad, adelantado el mayor proceso de militarización de la sociedad salvadoreña, des institucionalizándola, cooptando el aparato estatal con los elementos partidarios menos capaces a la vez que más rapaces en preparación de la venidera ola de privatizaciones para asegurar que apenas el 0,00002% de la población capte toda la riqueza [FMI/BID/BM].

Tampoco lo vota porque su mayor logro es el pacto con las pandillas, mientras promueve mayores índices de desempleo, una absoluta inseguridad jurídica, expropiación de las mayorías en favor de las élites mercantilistas, una cada vez mayor expulsión de conciudadanos a terceros países.

Entonces la población rechaza al régimen porque entiende silenciosamente lo que sucede, excusándose masivamente de participar en las JRV, las que por otro lado cooptan los aleros partidarios, gritando así en su desánimo que el proceso electoral por viciado es una farsa.

Porque comprende que su voto ya no sirve, y que el camino a la liberación es el que dicta la Constitución.

*Educador salvadoreño

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