Catarino E. Garza Rodríguez, combatiente internacionalista

Recientemente el Senado de la República Mexicana autorizó el traslado de 80 integrantes de las fuerzas armadas de México (60 de la Marina y 20 de la Secretaría de la Defensa Nacional) a la República de Panamá.

No se trató de una acción de apoyo y solidaridad para apoyar en algún desastre de un fenómeno sísmico o en apoyo para enfrentar los desastres de un huracán o bien para apoyar en el combate a los incendios forestales, como aconteció hace poco tiempo en Chile. Nación hermana a donde acudieron a principios de febrero 127 expertos en el combate de incendios de las fuerzas armadas mexicanas.

En esta ocasión el envío de efectivos militares a Panamá, específicamente a la región de Bocas del Toro, es para colaborar en las labores del rastreo y búsqueda de los restos del general Catarino Erasmo Garza Rodríguez, uno de los primeros precursores de la Revolución Mexicana e internacionalista que se hizo presente en Panamá a finales del siglo XIX. La aprobación del Senado mexicano fue con el fin de “colaborar con la Comisión Nacional de Búsqueda en la localización, exhumación y repatriación de los restos del general” (La Jornada, 15/02/24). Personaje que se destacó como uno de los primeros políticos mexicanos que se levantaron en armas contra la cruel dictadura del general Porfirio Díaz. Dictador que finalmente fue derrotado y enviado al exilio francés con el surgimiento de la Revolución Mexicana.

En la misma aprobación que se realizó en el Senado mexicano, para la búsqueda de los restos de Garza Rodríguez, también se sumaron a esa delegación once integrantes de la Comisión Nacional de Búsqueda  de la Secretaría de Gobernación y dos de la Secretaría de Relaciones Exteriores.  A la vez se informó que la estancia en tierras panameñas de ese contingente mexicano abarcará del 19 de febrero al 16 de abril del presente año. La aprobación del Senado contó con 49 votos a favor y 15 en contra, así como 12 abstenciones.

¿Pero quién fue ese destacado personaje para que se realizara esa búsqueda de sus restos en Panamá?  La mejor respuesta puede encontrarse en un libro del propio mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), titulado: “Catarino Erasmo Garza Rodríguez ¿Revolucionario o Bandido? (México, Planeta, 2016, 143 pp.). En ese texto de investigación histórica su autor rescata la figura del prócer revolucionario en el que apunta en su primer capítulo que “Catarino Erasmo Garza Rodríguez tiene una historia verdaderamente ejemplar y fascinante como revolucionario y combatiente internacionalista. Su vida pública es poco conocida. Se trata de un héroe anónimo que, por haber sido opositor al régimen y no triunfar, fue condenado al olvido, al ostracismo” (p. 9).

En efecto Catarino nació en un rancho cercano a Matamoros, Tamaulipas, el 24 de noviembre de 1859, si se prefiere fue un hombre de la generación de José Martí (1953). Es decir, de aquellos próceres que nacieron en los primeros años de la segunda mitad del siglo XIX y que fueron impactados por las ideas del pensamiento liberal de la época que predominó en gran parte de los países latinoamericanos. Son también años donde las fronteras internacionales se cruzaban fácilmente. “Yo no crucé la frontera, la frontera me cruzó”, apunta AMLO retomando la frase del corrido de los Tigres del Norte. En 1885 embarcado en un barco con rumbo a Veracruz, le escribió a su padre afirmándole: “No olvido que nací en un rancho. Me eduqué y me crié en él; pero sin embargo la humildad de mi cuna es probable que sea una estrella precursora que más tarde me guíe al punto que ambiciono” (p. 17). Durante sus años de juventud, Catarino se dedicó al comercio pero poco a poco fue tomando conciencia revolucionaria. Su formación política transitó por su paso en la masonería, en la formación de varias sociedades mutualistas y por su camino por el periodismo. Recordemos que la lucha contra la dictadura porfirista requería para la época divulgar las ideas y proyectos revolucionarios como lo hicieron los magonistas con su diario de combate Regeneración. Ante la represión que Catarino sufrió por parte del porfirismo tuvo que exiliarse en Corpus Christi (EU). Años más tarde, cuando Catarino estuvo en Costa Rica, publicó un libro titulado  “La era de Tuxtepec en México, o sea, Rusia en América”. Ahí Catarino escribió:

“En Eagle Pass, Texas, fui más de veinte veces reducido á prisión á solicitud del Gobierno de México: unas veces para juzgarme por delitos de imprenta; publicaba entonces dos periódicos de oposición, “El Comercio Mexicano” y “El Libre Pensador”, y tenía ó adolecía del defecto de llamar al ladrón al que robaba (…); y otras veces para aplicarme la ley de extradición: fue entonces allá por los años 86 y 87. Se atentó varias veces contra mi vida: se me mandaron distintas veces esbirros para que me provocaran á duelo; nunca rehusé batirme con nadie, no precisamente porque me pese la vida, sino por probarle al señor Diaz que siempre he estado resuelto á cargar con mis responsabilidades”.

Para 1894 Catarino E. Garza Rodriguez se une a los contingentes de combatientes que en Costa Rica se organizaban para formar las expediciones por la independencia de Cuba o derrotar a la dictadura conservadora en Colombia. Ahí tiene la posibilidad de unirse a la expedición de Antonio Maceo para liberar la patria de José Martí, pero decidió finalmente integrarse al contingente revolucionario colombiano. La madrugada del 8 de marzo de 1895 los combatientes que comandaba el jefe guerrillero Catarino E. Garza Rodríguez, en Boca del Toro (población panameña que en esos años todavía pertenecía a Colombia) entraron en combate. “Catarino dirigía la acción con pasión y valor”. En la refriega de los combates se relata que el Jefe mexicano: “Dio tres ó cuatro vueltas animando a los suyos con esa asombrosa agilidad que lo caracterizaba semejante al gato de cacería, y siempre haciendo fuego, cuando dos disparos casi simultáneos salidos de las ventanas lo hirieron de muerte”. Eran momentos también en que una fragata estadounidense (Atlanta) estaba anclada en la bahía a la expectativa de los acontecimientos. Escribe AMLO sobre aquel trágico desenlace de los combatientes: “A las cuatro de la tarde del día 8 de marzo de 1895 fueron sepultados, en una fosa profunda del panteón de Bocas del Toro, a la orilla del mar, Catarino Erasmo Garza Rodríguez, Francisco Pereira Castro y dos compañeros más. ‘Donde cae el hombre, queda’, diría siete décadas más tarde el Che Guevara”.  De ahí que el rescate de los restos de Catarino sean ahora en la época de la Cuarta Transformación, un gran reconocimiento a uno de los principales precursores de la Revolución Mexicana y del internacionalismo latinoamericano por su liberación. (TeleSur)

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