La realidad huele a fracaso, pero muestra la verdad

Como venimos haciendo cada año, realizamos un sondeo de realidad con los estudiantes a los cuales servimos; mostrando que todo buen profesional debe tener los pies bien puestos en la realidad; ya que, de esa manera, desde abajo, las universidades van siendo conciencia crítica de la nación.

Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre

De igual manera, los estudiantes dialogaron con las personas a partir de una sola pregunta: ¿Cuáles son los 8 problemas más fuertes que tiene la sociedad salvadoreña?  Sondeamos un total de 1,650 personas; con un porcentaje mayor de mujeres y jóvenes, para atenernos a la media poblacional del país. El sondeo fue realizado la primera quincena de febrero de 2024. Pero el plano universitario no se conforma con sólo ver la realidad. Analizaremos cada problema y construiremos un diagnóstico; luego ensayaremos a construir Propuestas de solución a estas problemáticas. Este sondeo no tiene carácter de muestra, pero es un acercamiento a la realidad nada despreciable. Y estos son los 8 problemas que tuvimos por resultado:

Los 8 problemas más fuertes de la sociedad salvadoreña, hoy.

  1. Canasta básica cara/Inflación
  2. Desempleo
  3. Pobreza creciente
  4. Salud desatendida
  5. Educación en crisis
  6. Vivienda cara. Los jóvenes y las parejas jóvenes sin posibilidad de tener casa propia
  7. Contaminación ambiental
  8. Emigración 

La sola lectura de estos problemas de forma descendente nos muestra una realidad brutal, pero con una lógica tenebrosa.  Realmente esta lista muestra el total rechazo a la vida digna que merecen las mayorías del país, la total falta de oportunidades y la más cruel desesperanza.  A tal punto, que el octavo problema no significa más que una medida de sobrevivencia, la emigración forzada.

Ahora aparece un problema nuevo, producto de atenernos a la media poblacional y consultar a un buen porcentaje de jóvenes y mujeres.  Y este es el problema 6 del sondeo: Vivienda cara. Los jóvenes y las parejas jóvenes sin posibilidad de tener casa propia. No solo crece el temor a no conseguir un empleo por parte de los jóvenes, sino que, también, ahora se agrega en el horizonte, el que no podrán tener su casa propia; ya que a ellos nadie los recomendará en el Banco Hipotecario, y no precisamente por los bajos salarios.

Les toca a ustedes estimados ciudadanos y ciudadanas, imaginar la fotografía del país en este mes de febrero que ya termina.  Nosotros, por supuesto que lo haremos, pero no nos quedaremos sólo con esa visión; revisaremos otros resultados y seguiremos soñando con un país mejor.

Ahora bien, esta realidad que es conocida por el sector dominante, también les ha asustado, a pesar de que calza bien con los planes de los señores.  Esto parece contradictorio, pero no lo es. De hecho, esta realidad tan dura está a la base de el ausentismo electoral y esto es precisamente lo que nuestros políticos de antes y ahora jamás han podido interpretar.  En esta misma dirección está el creciente voto nulo y el mismo voto en blanco, como un abierto rechazo a la situación que estamos viviendo.

Tanto en la política como en la guerra, el que se asusta, comete errores. Y los errores e ilegalidades al interior del proceso electoral están a la vista.  No obstante, la realidad es un éxito rotundo, ya que el Modelo ha sido fortalecido por el actual gobierno.

Con Arena y Fredy Cristiani se inició el ascenso al poder de una buena parte del sector terciario de la economía.  Este modelo radicalizó la exportación de la gente en lugar de productos. Y el Fmln que había jurado y luchado por tener la posibilidad de cambiar el modelo; su dirigencia se hundió en la más vergonzosa corrupción y entreguismo, olvidándose de las mayorías de este país.

El sistema capitalista neoliberal y su gobierno en El Salvador, simplemente ha ido “modernizando” el modelo.  Ahora la gente se sigue yendo por la pobreza, el desempleo y la total falta de oportunidades.  Las pandillas ya estaban obsoletas para el sistema, ya no se necesitan para terminar de aterrorizar a la gente para que se vaya y su esfuerzo convertido en remesas jugosas, pasen a las arcas del nuevo grupo de poder.  Ese papel ahora de expulsor final, lo cumplen la policía convertida en guardia y la fuerza armada. Todo esto al amparo de un régimen de excepción, sin un estado de derecho y con jueces y fiscales plegados totalmente al poder de turno.

La realidad no ha cambiado para el pueblo salvadoreño -estén o no estén de acuerdo con el gobierno-; el modelo de control social simplemente tiene un nuevo discurso y muchísimo maquillaje. Incluso, hasta la imagen de Mons. Romero la han querido convertir en parte de la mentira.  Monseñor Romero, sin lugar a duda, estaría al lado de esas mismas mayorías que históricamente siguen siendo pisoteadas por los poderes de este mundo.

Y vuelvo a cerrar otro artículo, parafraseando a Ellacuría: La realidad hay que verla con ciencia y con amor.

*Investigador social y docente universitario.

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