La tecnología continúa acercándose cada vez más a nuestros cuerpos, desde los teléfonos en nuestros bolsillos hasta los relojes inteligentes en nuestras muñecas. Ahora, para algunas personas, se está metiendo debajo de su piel.
En Suecia, un país rico en avances tecnológicos, miles han tenido microchips insertados en sus manos.
Los chips están diseñados para acelerar las rutinas diarias de los usuarios y hacer que sus vidas sean más convenientes: acceder a sus hogares, oficinas y gimnasios es tan fácil como pasar las manos contra los lectores digitales.
También pueden usarse para almacenar detalles de contacto de emergencia, perfiles de redes sociales o boletos electrónicos para eventos y viajes en tren dentro de Suecia. Los defensores de los pequeños chips dicen que están seguros y en gran parte protegidos contra la piratería, pero un científico está planteando problemas de privacidad en torno al tipo de datos de salud personales que podrían almacenarse en los dispositivos.
Alrededor del tamaño de un grano de arroz, las virutas generalmente se insertan en la piel justo encima del pulgar de cada usuario, utilizando una jeringa similar a la que se usa para administrar las vacunas.
