Visibilizar el Día de la Acción Mundial por la salud de las mujeres es hablar de justicia menstrual y cíclica

Saber que el 5º Encuentro de Educación, Salud y Activismos Menstruales sería en Suchitoto, El Salvador, fue de alegría para las personas que están tocando el tema en Latinoamérica; debido a que significó la oportunidad de juntarse y conversar sobre la creciente problemática a la que se enfrentan las personas menstruantes en la región: falta de educación en las infancias sobre la menarquia y la menstruación, falta de servicios médicos especializados para atender la ciclicidad y la menstruación de las mujeres y personas menstruantes, la constante visión de higienización sobre el tema en lugar de justicia y dignidad menstrual, son algunos de los puntos que se abordan en esta acción que se viene desarrollando desde 2020, gracias a los esfuerzos de la Escuela de Educación Menstrual Emancipadas, con sede en Colombia.


Por: Nubia Lazo*


L a actividad contó con una representación de 85 participantes provenientes de 15 países Latinoamérica y de algunos países de Europa. Además de una nutrida agenda de conversatorios, ponencias y talleres que se desarrollaron del 26 al 28 de mayo, culminando en un festival abierto al público y el que se tuvo la oportunidad de compartir pedagogías para abordar la temática y crear concientización sobre el derecho a la dignidad menstrual, en el marco del día de Acción Mundial por la Salud de las Mujeres.

Siendo el lema del Encuentro: Del secreto y la vergüenza a la dignidad y la libertad, era lógico que las ponencias iniciaran con el tema: Me asustó el viejito: violencias vinculadas a la pubertad y a la menstruación en el contexto salvadoreño” desarrollado por Laura Contreras Trigueros, de Sintonía Lunar, quien, además, fue co-coordinadora del evento. Carolina Ramírez, coordinadora del Encuentro y miembra de Emancipadas, mencionó en su ponencia que mucho de lo que se ve sobre el tema en los medios de comunicación sobre la menstruación tiene una visión neoliberal, colocando a la menstruación como algo sucio, doloroso y que usar “ciertos productos” nos puede mantener limpias, activas y soportando el dolor; por tanto, hacernos creer que eso nos da “dignidad” (Ramírez, C. 2024). Pero esto está alejado de la realidad, ya que se sigue cosificando e instrumentalizando a las mujeres con fines mercantilistas y a las que no todas pueden acceder en las mismas condiciones; por eso es importante hablar de justicia menstrual y cíclica. Visibilizar la falta de acceso a los recursos para una gestión digna de la menstruación, como compresas de tela, ropa interior menstrual reutilizable y la copa menstrual; productos que no solo ofrecen un mejor cuidado del cuerpo de las mujeres, sino que además proveen una opción para el cuidado del planeta. También fue crucial la importancia de posicionar las condiciones en que las personas con discapacidades, las migrantes, las artistas y las deportistas gestionan su menstruación en condiciones específicas; recordándonos, que hay mujeres que han roto los estereotipos hegemónicos y han sido importantes para comenzar a visibilizar la problemática y plantear alternativas que vienen desde las mujeres.

Por otro lado, los talleres que se realizaron permitieron reflexionar sobre como aun en la vida adulta los mandatos, tabúes y visiones hegemónicas y heteronormadas siguen impactado nocivamente la salud no solo menstrual y cíclica sino también la psicoemocional, planteándose así situaciones que deben ser abordadas de forma multidisciplinar desde las políticas públicas, que permitan romper con los mitos y prejuicios que siguen usando a la menstruación para perpetuar la violencia contra las mujeres y personas menstruantes.

Para ejemplo, en el contexto salvadoreño, este tema tiene fuerte relación con la forma en cómo se aborda en las políticas públicas los derechos sexuales y reproductivos desde el binomio “madre-hijo” que, además, es heteronormativo; generando que el acceso a la salud fuera de ese enfoque sea un parteaguas para las mujeres y personas menstruantes. La Carpa Roja Tonantzin en un sondeo de opinión para ver los tipos y formas de violencia que viven las personas en climaterio y menopausia en El Salvador, realizado en noviembre de 2023, con el apoyo de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe (RSMLC), encontró que: el 80% de las personas consultadas dijo haber sufrido algún tipo de violencia durante su consulta ginecológica, siendo la mayoría violencia psicoemocional; hay mujeres, usuarias de la salud pública, a las que se les ha negado el acceso a una intervención quirúrgica debido a ovarios poliquísticos, miomas o fibromas (las cuales provocan menstruaciones incapacitantes) por el simple hecho de “no querer ser madres” (3%); o el caso en el que se ha negado información sobre diagnósticos y tratamientos, cuando se trata de situaciones relacionadas al climaterio y la menopausia, por “considerar que es algo irrelevante y pasajero” o bien, por ser personas con alguna discapacidad (visual, neurodivergente); además, a una buena parte de las consultadas, se les ha revelado aspectos de la vida privada de forma no intencionada, siendo una de las razones la identidad de género (43%); ya que sobre el personal de salud siguen persistiendo creencias basadas en fundamentalismos religiosos, políticos y económicos que se aplica a la forma en que las mujeres viven su sexualidad y su reproducción y por ende, en la forma en cómo se gestionan los aspectos relacionados a la ciclicidad y la menstruación.

Esto solo demuestra lo urgente que es el seguir visibilizando la educación menstrual con espacios como el generado por el Encuentro, porque permite ver las distintas miradas en el territorio, para hacer frente a estas problemáticas, actualiza sobre formas académicas y no académicas de trabajar con las mujeres y ayuda a construir importantes alianzas para seguir dialogando, investigando y resistiendo las formas en que el sistema patriarcal oprime a las mujeres sobre todo desde la mercantilización de la salud; pero sobre todo en la falta de claridad en el abordaje de la violencia que viven las personas menstruantes en las diferentes etapas de su ciclicidad.

A pesar de que son muchos los retos, las participantes concluyeron su encuentro con ritualitos, cantos, risas y abrazos, sabiendo que juntas construyen la resistencia al romper con los tabúes y prejuicios que atraviesan las fronteras de Latinoamérica y el mundo, esas que siguen negando e invisibilizando los derechos de las mujeres y personas menstruantes a una vida digna.

*Comunicadora salvadoreño

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