Por Milton Rodríguez*
Roberto López Salazar es docente e investigador del departamento de Sociología y Ciencias Políticas de la UCA. Desde noviembre de 2024 ha comenzado a fungir como coordinador del Observatorio Universitario de Derechos Humanos -OUDH- de esta casa de estudios.
En esta entrevista concedida a YSUCA, el académico explica que El Salvador enfrenta un contexto sociopolítico caracterizado por un gobierno que avanza hacia la autocracia, acentuando el autoritarismo y con riesgo de convertirse en una dictadura.
Expone que el cierre de espacios de participación ciudadana y la falta de cultura política fortalecen este panorama, agravado por un enfoque que prioriza los intereses gubernamentales y una lógica de mercado sobre las necesidades de la población.
Roberto López menciona que el despido de miles de trabajadores, especialmente en los sectores de salud y educación, refleja un debilitamiento de las políticas sociales y un enfoque de deshumanización. Subraya que esto repercute en la calidad de los servicios esenciales de los salvadoreños.
El sociólogo ve necesario un replanteamiento del enfoque estatal para atender el desarrollo humano y social, de manera integral. Esto dijo:
¿Cuál es su lectura del contexto sociopolítico que se vive en El Salvador actualmente?
Estamos viviendo en una sociedad sumamente autoritaria y eso tiene que ver con que estamos con un sistema de gobierno autocrático y la autocracia está muy aparejada con el autoritarismo.
¿Qué implicación puede ocasionar esto de cara al futuro?
Lo grave es que estamos en una dinámica de profundización de la autocracia y, por tanto, ese autoritarismo que ahora estamos viviendo también corre riesgo de convertirse en una especie de dictadura.
¿Cómo se puede identificar eso?
Se van cerrando los espacios de nuestra sociedad de parte del gobierno, eso es muy grave y ojalá que reflexionen en eso y se den cuenta del efecto que pueda estar teniendo en la cultura política de nuestra sociedad.
¿Cuál es la relación entre cultura política y democracia?
Sobre la cultura política de nuestra sociedad debemos también trabajar mucho, tanto el sistema educativo, como los medios de comunicación social para ir construyendo una cultura política que lleve a una ciudadanía más informada, más participativa y mejor organizada.
¿De qué manera afecta la no construcción de esa cultura política?
El individualismo en el que hemos estado viviendo por tanto tiempo nos está afectando mucho porque hay muchas personas que están sufriendo porque se violan sus derechos humanos y se están viendo solas, enfrentando esa situación. Ya no deberíamos de permitir eso, deberíamos de solidarizarnos mucho más con las personas.
Ante la realidad actual ¿hay algo que a usted le preocupe de cara al futuro?
Básicamente es eso, el individualismo en el que hemos estado viviendo y la manera como estamos usando las redes de comunicación, todos los dispositivos electrónicos que ahora tenemos, que nos mantienen muy bien informados, por supuesto. Ahora informarse e incluso comunicarnos con otras personas es muy fácil, pero todavía eso no está sirviendo para que demos el salto a la organización, al compromiso colectivo y para que demos el salto a solidarizarnos mucho más entre nosotros. A mí eso es algo que me preocupa y creo que deberíamos de trabajar mucho más quienes tenemos la posibilidad de incidir en el pensamiento de las personas.
Desde que comenzó la administración actual, diversas organizaciones y movimientos han denunciado miles de despidos, se habla de más de 20 mil desempleados ¿Qué implicaciones puede causar en la sociedad esto?
El tema de los despidos es un tema que en sí mismo es traumático para cualquier persona, sobre todo si tiene familia a su cargo. Cuando se encuentra en una situación como esta, por supuesto que su panorama se vuelve totalmente adverso, pero en el caso nuestro, en El Salvador, actualmente un despido se da en un contexto socioeconómico muy difícil, muy delicado y se dan un contexto sociopolítico e institucional, muy frágil.
¿Qué puede significar el despido para cada persona afectada?
Eso lleva a que las personas que experimentan o que entran en esa situación de despido y de desempleo se encuentren en una situación de total vulnerabilidad y una vulnerabilidad en la que no tienen mayores herramientas o recursos para poder salir adelante, porque se encuentran solos y solas en una situación como esa.
¿Qué lleva a los gobernantes a despedir gente?
Estamos en un contexto socioeconómico adverso y un contexto sociopolítico institucional frágil y eso tiene que ver con que estamos ante un gobierno que ha ido montando un Estado que sigue un patrón neoliberal y eso le lleva a tomar algunas decisiones que están hechas más para protegerse a sí mismo y no decisiones que están hechas pensando en la población.
Eso significa que el el Estado y el Gobierno, en este caso en particular, cuando toma estas decisiones no mira a las personas como aquellas a quienes debe servir, sino que mira a las personas como aquellas que le sirven en algún momento en particular.
Sindicalistas y trabajadores de entidades públicas de salud y educación han denunciado despidos en los últimos días ¿Cómo se está viendo a los trabajadores de estos rubros?
En el caso del sector salud y educación que ha sido más recientemente afectado por esta situación, lastimosamente se les ha visto como adversario, como contrincantes, como un riesgo para los intereses del gobierno y para ese esquema neoliberal que ha seguido hasta el día de hoy. Por eso uno lamenta tanto que se les esté mirando de esa manera, porque al final se les deshumaniza y no se toma en cuenta que también forman parte de familias que necesitan de recursos para poder resolver sus necesidades.
¿Cómo ve usted que los despidos se den en sectores importantes como son la salud y educación?
Si hay una una dimensión que ha sido sumamente sacrificada en estos tiempos que llevamos del gobierno del presidente Nayib Bukele es la parte social, toda la política social ha sido sumamente debilitada, en estos años y me refiero precisamente a salud, educación, vivienda, seguridad pública, previsional, etcétera.
Pero ¿de qué manera afectan estos despidos en sectores importantes como salud y educación?
La política social ha sido sumamente afectada y cuando se da esta situación de inestabilidad laboral, para quienes trabajan en el sector salud y para quienes trabajan en el sector educación, en este caso, en particular lo que terminamos teniendo es una debilidad aún mayor de estas políticas sociales en estos sectores.
Cuando se pierden personas que no solamente llevan años trabajando en el sector, que además se han formado y se han especializado para eso, y al perder especialistas y profesionales de este campo, el problema es encontrar quiénes les reemplacen, no solamente con la misma vocación, sino con la misma experiencia y capacidad que hasta entonces se había logrado.
¿Visualiza otras afectaciones en esta situación?
Lo otro preocupante es que las personas al final terminan cediendo a los intereses de quienes les están contratando, que hasta ahora no han sido intereses pensando en las personas, sino pensando en intereses muy particulares.
¿Por qué el problema de la salud no ha sido atendido a lo largo de los años? ¿Han pasado varios gobiernos, pero no se ha invertido en este sector importante?
En primer lugar hay que tomar en cuenta que cuando hablamos de Política Social, estamos hablando de políticas que están destinadas a mejorar la calidad de vida de las personas, eso siempre implica un gasto. El problema con la lógica neoliberal y del mercado, que es la que ha estado predominando en estos años, es que, si un gasto no se convierte luego en una especie de inversión que se pueda recuperar, porque esa es la lógica del mercado, uno gasta para luego recuperarlo y si es posible generar algún tipo de ganancia, entonces es una política buena y efectiva.
Esa no es la lógica que se debe aplicar en la política social, la política social es un gasto que se hace para que las personas tengan una mejor calidad de vida y no se debería de estar esperando como una recuperación del gasto.
¿Qué opinión le merece esa lógica de mercado que tiene interés de recibir ganancias?
Si se recupera el gasto también se recupera una mejor calidad de vida de las personas, pero en la lógica del mercado si se gasta y no se recupera el gasto en términos monetarios, no tiene sentido hacerlo. Esa es una lógica perversa y esa lógica perversa es la que ha llevado a que se le mire al sistema de salud y que se le mire al sistema educativo como sistemas que están fallando, porque no están generando ganancias o porque no están generando beneficios económicos para un sector. Entonces está tratando de desmontar un sistema que fue creado con una lógica más social, a un sistema con una lógica más comercial.
¿Qué riesgos implica esa lógica perversa y cómo afecta a la ciudadanía?
Si no le ponemos atención a eso y si no revertimos esa lógica perversa, podríamos llegar entonces a una situación en la que las personas definitivamente queden totalmente desprotegidas en nuestro país. Y claro, el gran riesgo que tenemos es la calidad de los servicios, que no tengamos médicos para tanta población. Ese es un riesgo muy grande, porque los médicos, aunque tengan mucha vocación, aunque tengan mucha entrega en su trabajo, también tienen límites humanos y no pueden cumplir con un trabajo que sobrepase sus capacidades humanas, por tanto la calidad se pone en riesgo, en el caso de la salud.
¿Y en la educación?
En el caso de la educación es igual, si ponemos a maestros y maestras en aulas con muchos estudiantes y además en condiciones deplorables y con pocos recursos para hacer su trabajo, la calidad de la educación también se pone en riesgo. Repito, no porque los maestros y maestras no tengan vocación o no tengan voluntad de hacer bien su trabajo, sino porque lo estarían haciendo en condiciones sumamente adversas, sumamente críticas que sobrepasaría sus capacidades humanas.
¿Esto afecta la calidad de la educación?
Al final, la calidad de nuestra educación se pondría en riesgo y nuestros estudiantes, nuestros niños, nuestras niñas, nuestra juventud terminaría recibiendo una educación que no llena sus necesidades de formación, para una sociedad que esperaríamos sea distinta y con una mejor calidad de vida, pero eso se pone en riesgo.
Si vemos esto en perspectiva de desarrollo social, de desarrollo humano y desarrollo económico, el problema es que vamos tendiendo a un tipo de sociedad muy terciarizada.
¿Sociedad muy terciarizada?
Me refiero a que nos estamos convirtiendo en una sociedad que solamente será capaz de formar personas para comercio y para el turismo, pero no tendríamos personas capaces de aportar en la industria o en la productividad de nuestros recursos naturales y por tanto, nos volvemos una sociedad sumamente dependiente para resolver nuestras necesidades de alimentación o para cubrir necesidades en tecnología. Siempre estaremos necesitando comprar esto afuera y no tener nunca la capacidad de producirlo con nuestros propios recursos y con nuestra propia gente.
Y ¿qué pasa con los salvadoreños que se quedan fuera, incluso de estas escasas alternativas?
Esto lleva a que la población solamente se prepare para vender en el comercio o para trabajar en el turismo, y al final cuando estos mercados laborales queden saturados, aquellas personas que no logren encontrar un empleo en estos sectores, terminarán tomando la decisión de emigrar, ya que ha sido la tendencia por muchos años en nuestro país.
La situación se complica para muchas personas que están siendo desalojados del centro histórico
Bueno, esto está asociado con ese término que ahora estamos usando bastante y que se llama gentrificación, un término que lo podemos traducir como embellecer un lugar, limpiar un lugar, ponerlo atractivo para que quienes lo visiten se sientan seguros cómodos y se sientan a gusto en ese lugar.
Eso en principio suena bien, nadie se opone a que un lugar esté limpio, ordenado y sea seguro, el problema es la forma de llevar esta gentrificación o esta renovación de los espacios públicos. En el centro histórico de San Salvador, se ha hecho también con una lógica de mercado y de un turismo pensado más para extranjeros y cuando se piensa de esa manera, aquellas personas que por sus recursos no son capaces de vestirse y de mostrarse con los mismos estándares del turismo internacional, se les termina viendo como innecesarios, e incluso como un estorbo a ese escenario que se está construyendo para el turismo internacional y para vender el país mundialmente como como un destino turístico a visitar por extranjeros.
¿Cómo describe usted estas acciones, son una especie de persecución?
Cuando eso ha pasado es que las personas vendedoras informales terminan siendo innecesarias, y estas acciones de persecución de la gente que vende en las calles del sector informal, de sacarles y de permitirles regresar siempre y cuando estén en la capacidad de entrar en esa misma lógica -de mercado-, lo cual es perverso porque implica una inversión muy grande, tener un local propio dentro del centro histórico y actualmente el tener un negocio en ese lugar centrico significa mucha cantidad de dinero y las personas lo tienen claro.
¿Cómo ve el actuar de los alcaldes en el tema de desalojos?
Se ha intentado amortiguar un poco esa situación retocando los mercados municipales, pero eso tampoco ha sido suficiente y tampoco se ha dado en las condiciones apropiadas para que las personas realmente puedan reubicarse en un mercado municipal sin que eso signifique perder la capacidad de venta que había tenido por mucho tiempo y que le había servido para sostener a sus familias.
¿Cómo deberían hacerse los reordenamientos de estos lugares?
Las políticas de ordenamiento territorial y la política de ordenamiento de los espacios públicos siempre son necesarias en todos los países, y por eso es importante definirlas, diseñarlas e implementar bien, pero si algo está fallando en la política nuestra de ordenamiento del centro histórico es la falta de diálogo, y la falta de espacios para reunirse con las personas afectadas y planificar de otra manera estos cambios.
¿No se ha considerado la opinión de los afectados con los desalojos?
Eso ha hecho mucha falta. Ha habido toda una imposición, se toman las decisiones en ámbitos más restringidos, solamente consultando a ciertos sectores sociales, pero a la población más directamente afectada no se le ha invitado adecuadamente para discutir. Por otra parte, está la política laboral que tenemos en el país y ¿cómo hacer para que las personas se integren al mercado laboral en mejores condiciones?
Algunos vendedores informales mencionan que no tiene oportunidades de empleo en comercios chinos por su edad y nivel de estudio
Eso también lleva a preguntarnos qué tanto se está dialogando con la gente para saber en qué condiciones podrían entrar al mercado laboral y que lo hagan de la manera más digna posible, porque el problema es que pueden estarse abriendo nuevas actividades económicas y contratando personas, pero si se le ponen condiciones de edad, condiciones de formación académica e incluso condiciones de experiencias previas y el Estado no les ha preparado para eso, es prácticamente un engaño porque se ilusiona con algo para lo cual no tienen acceso. Hay que revisar las políticas que se están implementando en el país.
Personal de salud y educación ha denunciado que fueron despedidos después de haber participado en la marcha del 19 de octubre pasado ¿Cómo ve usted que se supriman contratos a quienes salieron a expresar su opinión y pedir mejoras en salud y educación?
Por supuesto que es sumamente lamentable y sumamente grave que una persona por el hecho de haberse expresado, públicamente y haber reclamado sus derechos o haber exigido al Estado otro tipo de políticas se les termine despidiendo o se les termine castigando de esa manera.
Eso es muy grave porque en la práctica y al final de cuentas el mensaje es que se está criminalizando la protesta y en un estado democrático esto no debería de suceder. La criminalización de la protesta es típica de estados autoritarios, y entonces es que esto nos lleva siempre a concluir de que lo que estamos viviendo es un autoritarismo muy grave en el país, porque se está criminalizando la protesta, que es un derecho al que todos tenemos y que deberíamos de conservar siempre.
¿Puede haber seguridad y respeto de otros derechos?
Creo que es muy importante no perder de vista que todos queremos vivir en un país seguro, pero que la seguridad no signifique renunciar a nuestros derechos y eso es algo que deberíamos de mantener siempre muy presente, todos queremos vivir seguros, pero que no signifique perder nuestros derechos como por ejemplo, el derecho a la protesta.
Se cumple el XXXV aniversario del martirio de los jesuitas de la UCA ¿Cómo se puede hacer vida el legado de estas personas?
Voy a dar mi opinión desde mi papel de académico. Son 35 años ya del martirio y en todo este tiempo creo que tenemos bastantes elementos como para reflexionar acerca de qué hacemos nosotros los académicos por nuestra sociedad, qué aporte estamos dando a esta sociedad y por supuesto que es indudable el valor que tienen nuestras investigaciones, el valor que tienen estas publicaciones, el valor que tiene nuestras cátedras, es indudable, pero todavía hay algo más que debemos seguir trabajando y que los mártires nos mostraron de alguna manera, porque nuestros mártires eran académicos, por supuesto reconocidos. La calidad de su trabajo era indudable, su compromiso era indiscutible, pero además su vínculo con la sociedad era muy importante.
Entonces, los académicos tenemos ese gran reto de seguir haciendo nuestro trabajo de la mejor manera posible, en la investigación, como en publicaciones, como en nuestras cátedras, pero también de no perder de vista el vínculo con la sociedad de la manera más directa, ya no solamente a través de las redes sociales, sino caminar junto con la gente, eso es muy importante.
*Tomado de YSUCA.