(Por: Francisco Parada Walsh)
Al que un día fuera el gremio más valiente de El Pinochini de America; el faro que iluminaba al caminante perdido, la luz que guiaba los pasos del médico gallardo, del médico bravío; poco a poco esa luz se apaga, desde la lejanía apenas se vislumbra una tenue llama que más parece humo de hojarasca arrebatada por las brasas del individualismo colectivo que con las ráfagas de vientos del norte apenas alumbra; aquel bastión llamado SER MEDICO” no es más que la armadura oxidada de un quijote que juró luchar por el beneficio de sus pacientes pero no nos dimos cuenta que esos pacientes no eran más que sus personales intereses traducidos en enriquecimiento a costa del dolor y a veces de la misma muerte del paciente.
Recuerdo una conversación con “La Pepa” Flores, padre del re finado ex presidente Flores cuando le hice la observación que “La Marcha Blanca” no la detendrían y su comentario despectivo fue: “Esos medicuchos no podrán hacer nada, no nos detendrán”.
Resultado final del partido: Médicos 1- Gobierno 0. Pocos médicos conocen las entrañas de miseria, podredumbre y traición; nadie en su sano juicio podría imaginarse que en esa marcha blanca desfilaban los más encopetados especialistas, sub especialistas que disfrazados de sendos gabachones escondían sus filosos puñales y sendas cimitarras con el que atacan al paciente ingenuo y desprevenido; tras sendas batas blancas esconden la doble contabilidad que llevan declarando una poquitera cuando en realidad se hartan a manos llenas a costa de esas triangulaciones perversas que a simple vista no se ve; todos esos fatuos dirigentes aprovecharon toda oportunidad para agarrar del cuello al paciente cual gallina a desplumar, sacudirlo por los aires y exprimirle hasta la última gota de sangre cual fuera uranio.
Mis condolencias a un gremio que perdió todo el rumbo y que el vacío existencial lo ha llevado a un desfiladero y duda por momentos si lanzarse al vacío, es lo mejor.
Mis condolencias a un gremio que un día recibió un honorario (palabra que deriva de honor) y ahora corre cual el campeón de los cien metros planos Usain Bolt tras un salario (palabra derivada de sal, producto usado para el intercambio de esclavos).
Esa es la triste realidad. Mis condolencias a un gremio que cual cangrejos en olla al vapor le agarran las tenazas al otro con tal de no ver la superación en el colega que con ahínco y a pulso se ha abierto paso en un campo minado llamado grupos de especialistas que cual los grupos de poder no permiten competencia leal.
“El Santo Grial” de las profesiones pasó a ser “la copa rota” de José Feliciano. El gremio médico perdió su rumbo, excusas hay como colores en el firmamento, médicos viejos y jóvenes se pelean ferozmente cual animales salvajes por un trabajo, perdieron el honor pues permitieron que su luz fuera los antivalores, basta ver médicos jóvenes mostrando una pulsera celeste pero no saben qué es un criollo, no saben la historia de los ejidos, desconocen quién fue Roque Dalton y será este sustrato quien sea nuestros relevos, menudo lio el que nos espera pues un médico joven o viejo que vende su alma al diablo por un par de pesos poco queda por hacer, muy poco.
¿Qué necesitamos para revertir este proceso de descomposición en el gremio médico?:
Se necesitan verdaderos líderes, médicos íntegros que los hay, que se revienten por su colega, pero si este médico desempleado no es socio del Colegio Médico, no merece recibir ayuda ante un problema legal, ¡Válgame Dios! No entremos a la parte de leyes escritas en piedra sino en solidaridades, acciones y líderes con fervorosos deseos de servir al gremio médico, sin distinción de colores políticos y ayudar por igual al médico exitoso como al joven médico desempleado.