Garganta profunda Cohen

(Por: Mauricio Escuela)


Michael Cohen, un abogado excluido de su ejercicio, abrió la caja de Pandora: denunció este 27 de febrero ante el Congreso de su país su propia culpabilidad y la de su cliente Donald Trump. Nos recuerda esto a la «garganta profunda» que difundía información durante el escándalo de Watergate, en la administración Nixon.

Cohen, de 51 años, puso en la picota a Trump a inicios de este 2019, un año que el New York Times ha calificado como «crítico» para el actual mandatario, debido a la victoria demócrata en la Cámara de Representantes y las sospechas, ahora reafirmadas, de que el presidente llegó a su cargo mediante la violación de las leyes de campaña.

Temeroso por la vida de su familia, a la que evita sacar a la calle, Cohen declaró además ser víctima de amenazas de muerte, las cuales provendrían de la actual administración, una presidencia que se hunde cada vez más en ese olor podrido que Shakespeare describe en su pieza Hamlet y que inundaba toda Dinamarca.

MENTIR O NO MENTIR, ESA ES LA CUESTIÓN
Trump rompió el silencio acerca de estas acusaciones, al decir que Cohen busca un arreglo judicial inventándose historias contra el presidente de la nación. Es una manida táctica en el accionar político de esta figura, que ha cambiado la percepción de lo real en sus seguidores, al llamar fake news todo aquello que lo contraviene.
Cohen declaró querer salvar a Estados Unidos mediante sus declaraciones, ya que no quiere que sobre su tumba se escriba la palabra mentiroso.
A este abogado, que comenzó a trabajar para Trump en 2007, se le conocía como el «pitbull de Trump», ya que era el encargado de todos los desmadres inmobiliarios del entonces empresario.
Las pruebas presentadas por Cohen ante la cámara, si se investigan a fondo y se comprueban por la fiscalía, podrían sacar a Trump del cargo antes de tiempo, e incluso llevarlo luego ante un tribunal penal para enfrentar sanciones severas.
De acuerdo con Cohen, uno de los móviles que lo lleva a hablar es el total irrespeto de Trump por la figura de la primera dama, una mujer a la que el abogado alega admirar por sus atributos de buena persona. Por eso llevó Cohen al Congreso una copia del cheque de 35 000 dólares desde la cuenta personal de Trump, emitido hacia él como reembolso, luego de que el abogado se encargara de un contrato de confidencialidad firmado con la actriz porno Stormy Daniels, con la cual el entonces candidato sostuvo una aventura. Esto significa una violación de las leyes de campaña, que invalidaría a Trump.
Otras pruebas que inculpan al inquilino de la Casa Blanca son: las declaraciones financieras del año 2011 al 2013, las cuales durante las elecciones él prometió difundir, cosa que ha incumplido; copias de las cartas que Trump le envió a su secundaria y universidad para que no divulgaran sus notas; y manipulaciones hechas por el propio presidente acerca del monto de su riqueza para evadir el fisco federal.

WIKILEAKS Y TRUMP VS. HILLARY
Este episodio de espionaje nos acerca más a la trama de la película Todos los hombres del presidente, pues Trump, según declara Cohen, recibió en su presencia una llamada de su entonces colaborador Roger Stone, donde este último aludía a un contacto con Julian Assange, quien en dos días iba a lanzar correos filtrados de los demócratas. El candidato respondió a Stone: «¿no sería genial?». Las leyes de campaña prohíben este tipo de prácticas de espionaje, además de sancionar la contribución extranjera a los procesos eleccionarios de los candidatos.
De probarse el vínculo entre el portal digital y el actual presidente, habría material para un juicio político que revocaría su mandato.
Según Cohen, aquella filtración fue clave en el desprestigio de Hillary Clinton y, por ende, en el número de votantes que la seguirían en las elecciones presidenciales.
Además, el exabogado de Trump califica al presidente como un racista que en privado es «mucho peor», y citó algunas de las declaraciones al respecto dichas por el mandatario en su presencia. «Una vez me dijo si podía decir el nombre de un país dirigido por una persona negra que no fuera un “agujero de mierda”», precisó Cohen.

UN NUEVO TÉRMINO DEL «DERECHO TRUMPISTA»
Entretanto, el presidente de Estados Unidos ha acuñado conceptos en el campo legal, afirmando que «un crimen no es un crimen», en alusión a lo dicho por Cohen.
El exabogado se declaró culpable de evasión de impuestos, fraude fiscal y violación de la ley electoral, un proceso que, de continuar, también hallaría causa legal para Trump. Las declaraciones de Cohen contrastan, no obstante, con el silencio de Paul Manafort, el jefe de campaña electoral, hallado culpable de ocho cargos de fraude fiscal y bancario.
Desde Twitter, Donald Trump saltaba para elogiar la postura de Manafort, quien «no se rompió ni se inventó historias para llegar a un trato», un tuit de agradecimiento que echa más sospecha hacia el actual mandatario. «¡Mucho respeto por un hombre tan valiente!», concluía el presidente, habituado a que sus más de 54 millones de seguidores difundan su versión de los hechos por encima de lo publicado por la prensa, o que vean aquellos canales de noticias que el propio Trump recomienda.

¿GARGANTA PROFUNDA COHEN ES CREÍBLE?
Sobre Cohen cae la sombra de haber sido el principal encubridor de las mentiras de Trump, lo que lo convierte en un mentiroso por transitividad. Por ejemplo, según reconoció, el exabogado realizó hasta 500 amenazas directas a terceras personas, con el fin de callarles la boca. Esta garganta profunda además sería el enlace entre Trump y organizaciones mafiosas, cuyos delitos en Estados Unidos conocería bien.
Sobre otros crímenes graves, que son investigados en Nueva York, los fiscales le pidieron que por ahora no haga declaraciones, lo cual arroja que el olor a podrido en «Dinamarca» es aún peor de lo que se percibe.
¿Le debemos creer a Michael Cohen?. Él mismo declaró: «Para aquellos que cuestionan mis motivos para estar aquí hoy, lo entiendo. He mentido, pero no soy un mentiroso, y he hecho cosas malas, pero no soy una mala persona».
El presidente de la Comisión de la cámara, Elijah Cummings, reconoció que la credibilidad de este exabogado genera dudas, por el pasado que arrastra. No obstante, nadie mejor que esta garganta profunda de primera mano para investigar a Trump y, como dijo Cummings, hacer que el pueblo conozca la verdad.
Lo cierto es que estos escándalos ensucian más la imagen de un presidente que, lo declaró Cohen, es hoy la peor versión de sí mismo y que no las tendría fácil para gobernar a partir de ahora, mucho menos para reelegirse.

EN CONTEXTO
– Un impeachment o juicio de destitución es una figura del Derecho Norteamericano, inspirada en otra muy similar del Derecho Británico, que establece la posibilidad de revocación a mandatarios que hayan incurrido en delitos de traición, soborno, graves lesiones a la ley establecida o abusos de poder.
– La Cámara de Representantes debe votar a favor del inicio del proceso, para lo cual solo se necesita de una mayoría simple.
– El Comité Judicial iniciaría las investigaciones una vez aprobado el impeachment, para constatar si son ciertos los delitos cometidos por el mandatario.
– Si el Comité Judicial halla pruebas de esas acusaciones, entonces el juicio vuelve a la cámara y esta vez la votación tendría lugar en el Senado, donde se necesita de un monto de dos tercios para obtener la destitución del mandatario.
– Solo en dos ocasiones se llegó a realizar un impeachment contra el presidente de Estados Unidos: la primera a Andrew Johnson en 1868, quien salió absuelto por solo un voto en la reñida deliberación del Senado, la segunda a Bill Clinton, en 1999, cuya destitución no tuvo lugar pues las votaciones estuvieron muy lejos de los dos tercios de la Cámara Alta que exige la ley.
– El impeachment contra Richard Nixon en 1974 fue lo más cerca que se estuvo, no obstante, de una destitución del presidente, al demostrarse de forma fehaciente el espionaje contra los demócratas de parte del ejecutivo. En agosto de ese año y ante la inminencia del juicio, Nixon renunció a su cargo, alegando su falta de base política. Gerald Ford, su vicepresidente, asumió la presidencia y le otorgó al otrora mandatario un perdón incondicional en septiembre de ese año.
– Aunque muchos, a raíz del reciente poderío demócrata en la Cámara Baja, ven como posible que se le abra un impeachment a Trump, lo cierto es que al presidente no se le ha hecho ninguna acusación formal, lo cual es requisito indispensable, pero para ello se deben reunir pruebas irrefutables, más allá de una declaración de testigos.
– La complejidad de la acusación está en hallar las pruebas que acusen a Trump de un accionar corrupto y que haya violado su juramento presidencial.
– En cuanto al delito de traición a la patria que pesa sobre Trump, aún se investigan los vínculos de la campaña electoral del presidente con supuestas intenciones rusas de mediar en el proceso eleccionario norteamericano. Algunas de las acciones del mandatario, como el despido de funcionarios incómodos o que no están de acuerdo con sus posturas, alumbran hacia una posible obstrucción de la justicia federal.
– La votación en la Cámara Baja para iniciar el proceso dependerá, además, de la unidad del partido demócrata, que luego de su derrota en las elecciones presidenciales padece de divisiones ideológicas y carencia de un claro liderazgo.

– La 25 enmienda a la Constitución establece una alternativa al impeachment, la cual declara que el gabinete de gobierno puede advertirle al Congreso acerca de la incapacidad del ejecutivo de continuar en su puesto, pero ello requeriría de dos tercios de los votos en ambas cámaras para la destitución.

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