Las pensiones un tema que mantiene una lógica perversa que poco ha cambiado

Róger Hernán Gutiérrez*

De nuevo el ambiente en cuanto al tema de pensiones se va poniendo espeso, y los medios oligárquicos van jugando un peso para definir la tendencia de lo se espera de toda esta situación. Rescatemos algunos elementos básicos de este proceso: el derecho a protección social, en nuestra lógica humana siempre se ha tratado de evolucionar en la sociedad salvadoreña, ese derecho desde la niñez hasta las edades adultas mayores y la longevidad.

Lo que en pocas palabras significa que las personas desde su nacimiento hasta su momento de muerte, requerirán de una protección social en materia de salud, beneficios, seguridad social en caso de eventos dentro de la etapa productiva. El asunto se agrava por cuanto el capitalismo en su lógica de acumulación busca formas de hacerlo destruyendo lo humano y privilegiando el mercado, fue así que la lógica neoliberal se introyectó en la vida de cada individuo, grupo social y la sociedad en general desde 1989, y cambió lo poco evolutivo de la justicia social y democracia alcanzada con el proceso revolucionario (1980-1992). Eso significó una afectación plena en lo económico, lo político, lo social y hasta lo ideológico.

El significado de todo esto como punto básico fue impulsar la privatización, que no es más que la apropiación de lo público por el sector privado—distribución y comercialización de la energía eléctrica, banca y finanzas, comercialización de abastecimientos, vivienda, educación técnica; telecomunicaciones; pensiones; y se paró esa lógica en tanto se cambió el gobierno por otra lógica no revolucionaria, pero diferente en la cual se determinaron otras lógicas menos radicales. Con el tema de pensiones, se cayó en la lógica privatizadora, los fondos de pensión de las personas trabajadoras era un claro botín, que a partir de un uso mercantil del Estado se hicieron varios montajes, fraudes comunicacionales—se desconocía de las noticias falsas y troles—pero tenían igual significado era el aparato ideológico en contra de la verdad, de la humanidad, de los derechos sociales y humanos—que justificaron o resaltaron mentiras para “hacer el robo del siglo”; se ocuparon de manipular el imaginario de la gente que cotizaba y prometieron (el corporativismo) cosas que fueron luego de un tiempo recorrido en la peor de las mentiras y fraudes.

Pensar que el individualismo privara sobre el colectivismo, era una cuestión que sólo la demagogia haría parecer una buena fortuna, quien iba creer que anular la solidaridad, sabiendo que hay una realidad que no todos gozan de buenos salarios, buena salud, una buena formación académica y profesional, una buena vivienda; una familia sólida con un futuro sano para todos sus miembros; y la decisión de pasar a cuentas individuales no fue una torpeza para quienes lo planearon y arrebataron por la vía de una asamblea legislativa corrupta, dictando una legislación en la madrugada de dic de 1996. Allí comenzó la tragedia que luego de varios años continúa viva y dañando los intereses y dignidad de cientos de miles de personas trabajadoras.

Jóvenes que iniciaron su carrera laboral, que lo hicieron a partir de la creación de las AFP, y han recorrido una trayectoria, y hoy enfrentan una situación deprimente, pues el avance profesional o académico juntos no ha servido para coronar una situación de jubilación anunciada; pero también las diferencias de un sistema público y solidario se ha vuelto algo inconfundible, y las personas ahora en su mayoría se les devuelve el ahorro en cuotas; o las pensiones son de una burla por lo bajas que son, los dueños del negocio siguen acumulando y por ello lo hicieron calculadamente en aquella madrugada de diciembre, ahora son millones de ganancia, de desprotección social acumulada. Cuantos casos de invalidez, de afectación a la familia por la falta de beneficios o la suficiencia de estos que dejaron a la familia en una de muchas desgracias por la insuficiencia de ingresos a partir de la partida de la persona que sostenía el hogar.

Los requisitos se elevaron de 15 años a 25 años de servicio, lo que la realidad impacta por la explotación laboral y el neoliberalismo, generando inestabilidad laboral, bajos salarios y contracción de los salarios mínimos. La edad se mantuvo, pero la cotización se incrementó en un porcentaje estratosférico, que volvió a incrementarse en 2017. Es un tema por demás perverso que sigue atropellando la dignidad de las personas trabajadoras, y lo único que se piensa es tratarlo con el eufemismo de que es algo técnico, son 75% del total los que se quedan sin un retiro y sin protección social mínima. Esto sigue el curso de lo mismo de siempre ¡mucho ruido y pocas nueces!

*Sindicalista salvadoreño

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