La multitud
Existe el libro: “La multitud”, del filósofo italiano Antonio Negri, el autor plantea que en estos tiempos de globalización, con el desarrollo de las tecnologías y redes sociales, en la democracia existe un nuevo sujeto social, político e histórico llamado “la multitud”. Si nosotros asumimos como propio nuestro papel como multitud, si miles escriben y si miles vamos a la Defensoría del Consumidor, todas esas grandes empresas, esos grandes consorcios y empresas multinacionales tienen un freno.
Dice un fragmento del libro: “La interconexión profunda a más áreas de la existencia humana, ha llegado a crear la posibilidad de un modelo de democracia que no tiene precedentes. Reunidos en una comunidad conectada a una red global, los diferentes grupos e individuos pueden combinarse en redes de resistencia fluida. Ya no es posible hablar en los términos clásicos, ahora ya no hay “silenciosas masas oprimidas”, sino un nuevo sujeto que forma una multitud espontánea y creativa capaz de forjar una alternativa democrática”.
No satanizar lo político.
Por mucho que se quieran satanizar los partidos políticos, la Constitución de la República de El Salvador establece que la forma de participación de la ciudadanía, dentro de la República, es a través de los partidos políticos. Esa tendencia, muy actual, de satanizar lo político creo que no es correcta, hay que darle el sentido proporcional que tienen.
El partido político como tal es un instrumento, por supuesto conformado por personas, con leyes internas, estatutos y su ideología propia. Los partidos en sí mismo deben tener dirigencia, cúpula le llaman de forma despectiva, pero alguien tiene que conducir al partido, tú no puedes tener un caballo si cabeza, ¿cómo va a correr sin cabeza? Claro, los procedimientos para llegar a la dirección de un partido político tienen que ser más participativos y tienen que escuchar a sus bases.
Se ha tratado de crear un pensamiento adverso a lo político, de tal forma que tú mencionas partido político y en tu mente connotas mala palabra; como la palabra diputado que ha sido tanto y tanto el ataque mediático que hoy te apena, cuando no debe ser así porque son nuestros representantes.
Tenemos que estar alertas ante este tipo de guerra cultural y lingüística que ha quedado en manos de mentes que no representan a las mayorías. Hay un enorme riesgo de hacerle creer a la gente que tener ideología es malo. Hay diferentes opiniones que he venido escuchando en varios actores y voceros hablando de desideologización y de “partidocracia” en forma peyorativa de la participación en un partido político. Tener ideología debe ser un orgullo. Si soy de izquierda, de derecha, socialdemocracia, lo que sea, me enorgullezco y defiendo esos principios. Hay que estar orgulloso de tener valores y principios. No puedes ser veleta. Esa idea de desideologización me suena sospechosa. Estoy en contra de esos pensamientos encapsulados.
*Fragmentos de su participación en el programa de Canal 21, Debate con Ernesto López. (5 abril 2019)