(Por: David Hernández)
El 2019 ha sido declarado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como el Año de las Lenguas Indígenas, teniendo como fundamento que estas son reconocidas por la ONU como las herramientas para el desarrollo de la protección de los derechos humanos, la consolidación de la paz y la reconciliación de los pueblos.
En El Salvador es indispensable que las políticas públicas de los gobiernos estimulen no solo el desarrollo de la única lengua de los pueblos originarios que aún subsiste, el náhuat o pipil, sino también la investigación sobre otras lenguas autóctonas que han desaparecido –lenca, cacaopera, ulúa, maya-chortí–, pero que han dejado huellas en el inconsciente colectivo y en el habla cotidiana salvadoreña.
El náhuat o pipil es una variante arcaica del náhuatl, hablado por los aztecas de la meseta del altiplano en México, perteneciente a la familia aztecoide de las lenguas uto-aztecas.
Sobre ello han investigado el antropólogo alemán Leonhard Schultze Jena, quien publicó la primera gramática del náhuat en 1935 en Jena, Alemania, en su libro «Mythen in der Muttersprache der Pipil von Izalco in El Salvador» (Mitos y Leyendas de los Pipiles de Izalco en El Salvador) y el lingüista estadounidense Lyle Campbell, quien publicó en 1985 en Berlín, Alemania, el libro «The Pipil Language», de más de 1,200 páginas. Ambas obras escritas en náhuat.
El náhuat se diferencia fundamentalmente de las lenguas uto-aztecas por la ausencia de la consonante «l» y de la vocal «o». Para el caso, correcto en pipil es cuscatán, náhuat, popotán, sin la «l» y «ulute», sin la «o» del uto-azteca «olote».
Extinguido en Guatemala, Honduras y Nicaragua, el náhuat se habla en algunas zonas del occidente de El Salvador como Santo Domingo de Guzmán, Izalco, Tacuba, Juayúa y Nahuizalco. Actualmente se calculan en alrededor de 300 los náhuatparlantes aún vivos.
Cabe señalar que la Asamblea Legislativa declaró en 2017 celebrar cada año el 21 de febrero como el Día Nacional de la Lengua Náhuat en El Salvador, que coincide con el Día Internacional de la Lengua Materna, proclamado por la Organización de Naciones Unidas en 1999.
La historia del náhuat es también una historia de tristeza e injusticia, ya que en enero de 1932, se sucedió una violenta represión en el occidente del país, con un saldo de 30,000 muertes, que se cebó sobre todo con las poblaciones indígenas pipiles y que prácticamente demonizó la cultura náhuat, especialmente su idioma, pero también la vestimenta, la música y las costumbres. Pasó a ser una cultura y un idioma invisibilizado.
Es necesario, por lo tanto, el rescate de ese patrimonio cultural salvadoreño que constituye la lengua náhuat. Las instancias correspondientes como el Ministerio de Educación, el Ministerio de Cultura o la Asamblea Legislativa deben de tomar un rol más activo en dicho rescate.
Por ejemplo, ahora que hay un entusiasmo entre los jóvenes por el rescate del idioma náhuat, sería de vital importancia para la cultura nacional, que se estableciera en la currícula de Educación Primaria, Media y Superior la enseñanza del náhuat.
O que se declarara al pipil la segunda lengua oficial de El Salvador.